Un agradable almuerzo en el primer hotel construido totalmente con bloques de sal; ahora convertido en un pequeño museo.
Los asientos, la mesa el piso y las paredes, todo de sal.
Nos sirvieron una milanesa de res (algunos creen que era de carne de llama) con ensalada y arroz.
Lo único que faltó es la alcusa con el salero, jeje.
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